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Materialidad y Arte Cotidiano

Actualizado: 27 dic 2022


En la estación de metro de Columbus Circle, los azulejos del metro que siempre han estado allí, con sus desperfectos y todo, ahora están enmarcados. Esto es nuevo. Quieren decir que estos azulejos son arte, y lo son. Como se supone que deben hacer los curadores, proveen el contexto y la atribución. Estos mosaicos antiguos icónicos, que personas de todo el mundo reconocen y que han sido ampliamente reproducidos, fueron fabricados por American Encaustic Tiling Company.

El metro de Nueva York es hermoso, sucio y ruidoso, y me encanta. Mientras uno lo recorre en su camino hacia el lugar al que se dirige, la gente toca música, la gente performea, la gente te pide direcciones o dinero, y uno recorre todo esto, incluida la arquitectura y la materialidad del metro: los azulejos beaux arts de bajo relieve y loza diseñados por Heins y Lafarge entre 1901 y 1907 y fabricados por Rookwood Pottery de Cincinnati y Grueby Faience Company de Boston, y todos los demás diseñadores que vinieron después de ellos, capas de diferentes estilos. No es gran cosa. Es simplemente lo que haces todos los días. Todo esto está ahí todo el tiempo, todo mezclado, todo junto, para todos.


Siempre me ha gustado la materialidad de la calle y del arte en general, la textura de lo que transitamos y usamos todos los días. Cuando voy a museos, quiero tocar el arte, sentarme en él, usarlo. Pero eso generalmente no está permitido. El arte es especial en los museos, no parte de lo cotidiano. A menudo hay barreras que te separan de él. Si te acercas demasiado, sonará una alarma o un guardia de seguridad te dará un aviso. Si quieres ver la Mona Lisa, debes abrir camino entre la multitud para acercarte a esta pequeña pintura rodeada de guardias. Vale mucho dinero. Si lo robas, podrías hacerte rico. La calle es todo lo contrario. ¿Quién va a robar el metro? La gente se sienta en los bancos, escribe en las paredes, mea en el piso. Mientras crecía, me encantaba leer las paredes de las estaciones del metro: Keith Haring, SAMO - que pensé que era un esquizofrénico, pero resultó ser Jean Michel Basquiat que es tan apreciado ahora, - y tantas personas anónimas cuyos escritos minúsculos cubría las estaciones y los vagones del metro. Eran igual de importantes para el sentir del todo. (Si quieres saber más sobre la historia del graffiti en Nueva York. Hay una buena exhibición ahora mismo en la Galería Howl. Está allí hasta el 29 de enero. También están vendiendo allí un libro sobre la historia del graffiti. Chequéalo. ) Sin embargo, en la década de 1980, comenzaron a trasladar a los grafiteros a las galerías y enmarcar el arte. No era lo mismo cuando sacaron el arte del flujo de la experiencia cotidiana.


En Puerto Rico el gran boom del arte callejero fue en los años 90 y 2000. Creo que noté primero las tostadoras "Ismo" que comenzaron a aparecer en las paredes en todas partes. Después Pseudo Mero, y muchas otras personas. Pero se ha mermado. Hay

mucho menos de este tipo de arte callejero de lo que solía haber en los EE. UU., en Puerto Rico, y en general. Ahora hay más murales que se encargan y se pagan. En Cincinnati, Artworks es responsable de los numerosos murales de gran formato que son muy visibles por toda la ciudad.




Uno de mis artistas favoritos en Cincinnati es EMPR CITIZENS. Pero nadie le paga a este

artista para colocar sus calcomanías en buzones y cajas eléctricas, donde se pelan y se desvanecen y están medio cubiertos por suciedad y anuncios, y donde es posible que no los notes hasta la tercera o cuarta vez que los pasas. Me gusta que pinta debajo de puentes donde solo las personas que deambulan por el río Licking podrían toparse con ellos. Este arte no está curado, no está enmarcado por nadie más que el artista, no está sujeto a la aprobación de nadie. No lo verá exhibido en gran formato en lugares prominentes en la ciudad. Es posible que lo encuentres mientras caminas, experimentando todo lo que se siente en los lugares a los que vas, haciendo las cosas que haces en tu día.



En Puerto Rico, Bemba hace el arte que está en todas partes: en las paradas de la guagua que nunca viene, debajo de los puentes, en las paredes de edificios destartalados. En un paisaje urbano destruido, en un país donde nada funciona, es el arte que se ve en la calle, y es difícil no registrarlo mientras caminas por los centros de estas ciudades calientes, polvorientas y medio abandonadas.











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